Jaris Mujica propone el término del uso legítimo de la violencia, bajo
la falta de dominio y control por parte del estado sobre ella, considera a la
legitimidad como un concepto que va más allá de toda formalidad de las leyes
establecida, es decir, la legitimidad es un problema progresivo cuando el
gobierno deja de ser un gobierno directo, para que se entienda mejor, en el
momento en que por circunstancias culturales o de espacio y tiempo, la
participación directa de un poder dejar de ser asequible para todos los
ciudadanos. La legitimidad del ejercicio de la violencia se dispone
en la vida cotidiana, en la aceptación de determinadas prácticas por la
comunidad humana, entonces el origen de lo legal con respecto a lo que se
considera violencia no yace bajo el mandato del estado sino de toda relación
existente entre las personas.
El autor nos muestra que este tema está ligado al fenómeno de la
violencia entre las parejas, que existen formas y formas de violencia en la
vida cotidiana y se dan con frecuencia en el seno familiar, formando
estructuras que legitiman dichas formas, sustancialmente de varones hacia sus
parejas mujeres. Lo esencial de este ejercicio violento sobrepasa la
dominación masculina y opera dentro de un contexto político.
- La violencia contra las mujeres como
práctica cotidiana
Este es un modo que da, en muchos casos, paso al feminicidio, ya que el afán de poder se moviliza a raíz de los problemas conyugales, celos por la creencia o constatación de que la víctima mantenía relaciones con otro hombre, rechazo al pedido de establecer o mantener una relación; y los inculpados alegan como defensa la emoción violenta, momentos de descontrol. Es preciso señalar que estas agresiones se dan en los espacios de la casa, queda claro que es una práctica que se ejerce dentro de la vida doméstica. La idea es que el homicidio y la violencia no significan una ruptura de significación, cada modalidad de violencia emplea formas de lenguaje; de este modo el homicidio es un lenguaje radical, que su mera enunciación implica el exterminio de uno de los interlocutores.
- Los usos "legítimos de la violencia"
Significa un campo de la práctica de la
violencia que es posible de ser ejercido en la vida cotidiana y donde el estado
y sus formas de control y punición no tienen siempre el interés o posibilidad
de intervenir, es decir, el estado no siempre logra penetrar el espacio de la
familia, la casa, la pareja; campos que escapan a su control formalizado; y que
son denominadas zonas liberadas. Por ejemplo, en la familia, hay padres que
golpean a sus hijos, pero que son problemas que se resuelven en casa y donde el
estado no es capaz de llegar; por ello se dice que no tiene el monopolio del
uso legítimo de la violencia, solo mantiene un control normativo, pero ya se
dijo que esto va más allá de una ley o norma; y ésta se
desenvuelve en zonas liberadas, entonces existen otras reglas del juego.
- Micropolíticas de la vida cotidiana
Existen campos de estructura
política donde se muestra un sistema de legitimación del uso de la violencia
contra la mujer, como por ejemplo la policía en las comisarías, los médicos
legistas, los espacios judiciales. Esta estructura de la intervención de
denuncias sobre violencia de género y entre otras, maneja el discurso sobre la
falta de pruebas, pero que en el fondo es por la reproducción de una
estructura política y de un sistema de ejercicio de violencia. Si bien la ley
existe como un dispositivo formal que penetra toda la estructura, en la
práctica no es así; no sólo es complicidad masculina, machismo, sino también el
reconocimiento de este uso legítimo, de esa zona privada - pública.
COMENTARIO
Sin lugar a
duda este tema es de suma importancia para las mujeres de nuestro país, porque
nos hace tomar conciencia de lo que para muchas de nosotras es aparentemente
"normal" y pasa hacer solo una práctica cotidiana, incluso tendemos a legitimarlo, afirmando que los hombres y los padres tienen el derecho de
maltratar y humillar a los seres que supuestamente son los más
"amados" con el pretexto de “hacerlo por su bien" o porque una
mujer supuestamente está siendo infiel a su esposo. Los, esposos, enamorados,
novios, justifican esta violencia como un arranque de celos
Nuestra
sociedad no hace nada ante ello, por el contrario piensa que no debe interferir
en los problemas de una pareja o de una familia por más violencia que se
observe, tomamos la violencia como una manifestación de amor
para así poder manipular a los que consideran que están a su disposición
por ser más débiles.
Es una pena que
hasta las autoridades legitimen la violencia y en lugar de amparar a la víctima
le recomiendan que no denuncien porque la violencia en el ámbito domestico es
"normal" y que los problemas se arreglan en casa, hasta el estado no
puede interferir en ello porque se da en el ámbito doméstico, dejando sola a la
víctima y protegiendo a su agresor.
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