Sexo, género y
masculinidad son conceptos que frecuentemente se consideran sinónimos. La masculinidad
de un nuevo ser puede comenzar a construirse antes del embarazo y continúa
después del nacimiento. Relaciones de género son los patrones de comportamiento
en que el poder y la desigualdad favorecen al hombre y postergan a la mujer. La
diferencia de poder entre género se observa, por ejemplo, en el deterioro de la
salud física y mental de la mujer que resulta del trauma de la violencia
doméstica. El precio de la masculinidad se refiere a la «necesidad» de
someterse a situaciones violentas que puede resultar en muertes prematuras.
Para llegar a la igualdad entre los géneros es necesario terminar con la
separación entre los espacios masculinos y femeninos. Hace falta una mayor
participación de la mujer en el espacio social y en una inserción más igualitaria
del hombre en el espacio privado.
MASCULINO; FEMENINO; RELACIONES INTERPERSONALES;
IDENTIDAD SEXUAL; CALIDAD DE VIDA.
La palabra
masculinidad sugiere la idea de hombre y el título de este trabajo podría
sugerir que vamos a referirnos solamente a los hombres, haciendo una apología
de ellos o al contrario, que el objetivo es desprestigiarlos. Sin embargo, el
título no excluye la feminidad, inseparable y complementaria de la
masculinidad. Ni todos los hombres tienen las mismas actitudes y
comportamientos definidos como masculinos, ni todas las mujeres carecen de este
tipo de rasgos. Como veremos más adelante, la masculinidad parece tener una
serie de ventajas, por las cuales los hombres aceptarían de buen grado cumplir
los roles masculinos y las mujeres desearían adoptar por lo menos algunas de
las características atribuidas a ellos.
Sin embargo, como
la masculinidad, de la misma forma que la feminidad, son construcciones
sociales, la adhesión de hombres y mujeres a una o a la otra dependerá de la
educación que reciban en la infancia y de las influencias a que sean sometidos
a lo largo de su vida. Pero nada impide que los hombres adopten algunas
conductas consideradas femeninas y las mujeres conductas masculinas. Cuando
esto ocurra tendrán que enfrentar conflictos de distinta gravedad, en la medida
en que la sociedad en que viven acepte o rechace estos desafíos a la norma.
La aceptación o
rechazo de la masculinidad, como norma que prevalece en una sociedad, tiene un
impacto importante en la calidad de vida de los hombres y de las mujeres. Esto
explica la necesidad de analizar cómo ella se construye y qué importancia tiene
para la vida en sociedad, por ejemplo. Desde esta perspectiva, comenzamos
abordando la construcción de la masculinidad, las relaciones de género y el
precio de la masculinidad. Estos aspectos fueron enfocados desde una
perspectiva holística, que incluyó presentar al varón como una construcción
genérica, inserto en una sociedad y en constante interrelación con otras
personas.
El último tema
presentado es llamado “Camino hacia la democracia de las relaciones de género”.
Consideramos que este es el punto crucial del trabajo, porque no solo lleva
implícito propuestas de cambio que nos conduzcan a un relacionamiento menos
desigual y con más equidad de oportunidades y de responsabilidades sino que
también implica una re definición de los roles que el hombre y la mujer han desempeñado durante demasiado tiempo.
Finalmente, se
hace necesario recordar lo que dice Mansfield (1998): que la cualidad llamada
“masculinidad” puede ser elevada a la posición de virtud, en la medida que la
hombría se humanice y permita en ella la participación de las mujeres.
Actualmente, los varones enfrentan el dilema de cómo ser “hombres” y al mismo
tiempo ser justos con las mujeres. El dilema de las mujeres es cómo hacer las
cosas que los varones hacen y reafirmarse como mujeres.
SEXO, GÉNERO Y MASCULINIDAD
Se hace necesario
definir sexo y género porque frecuentemente estos conceptos son considerados
sinónimos. Sin embargo, se trata de categorías diferentes porque las
características anatómicas determinan el sexo al cual pertenece el individuo,
mientras que género es una construcción social que define lo que significa ser
de un sexo o del otro en la sociedad (Careaga, 1996).
El diccionario
define “sexo” como la conformación particular que distingue el macho de la
hembra, en los animales y en los vegetales, atribuyéndoles un papel determinado
en la procreación y otorgándoles ciertas características distintivas. El sexo
es definido por las características biológicas de hombres y mujeres, tanto
aquellas específicas de la anatomía y funcionamiento del aparato reproductivo
femenino y masculino, como los caracteres sexuales secundarios determinados por
la acción hormonal específica de cada sexo. Las personas nacen con un sexo
biológico y este acaba determinando la forma como serán tratadas socialmente
por los padres, la familia y por la comunidad a la que pertenecen, para llegar
a ser hombres y mujeres con atributos aceptados socialmente. Este proceso varía
de una sociedad a otra y también de acuerdo con el tiempo histórico en que
estas personas están insertas.
Si por un lado, la
biología determina las características funcionales de la reproducción de un
macho y de una hembra, por otro, el ambiente y el contexto social determinan
las expresiones de los comportamientos asociados a lo que se acostumbra llamar
de masculinidad y de feminidad (Careaga, 1996).
Género puede ser
definido como una categoría dinámica, construida socialmente, que tiene como
base las diferencias sexuales biológicas. A partir de estas diferencias se
determinan los papeles sociales de hombres y mujeres. El género es construido
en un cuerpo que tiene un sexo definido y al que se le atribuyen
características psicológicas, sociales y económicas, lo que resulta en acciones
y comportamientos específicos, que casi siempre se traducen en relaciones de
poder unilaterales: dominación masculina vs. Sumisión femenina (Figueroa &
Liendro, 1995; Scott, 1996; Szasz, 1999).
Si reconocemos que
las características de género de hombres y mujeres son una construcción social
y no diferencias “naturales” legitimadas por la biología, podemos entender que
género es una categoría dinámica que puede ser modificada. Esta noción de
género permite colocar en jaque el discurso que afirma que las mujeres nacen
con cualidades “femeninas” que determinan que tengan que desempeñar tareas
domésticas y cuidar de los hijos, y que los hombres nacen con cualidades
“masculinas” que presuponen habilidades para ejercer el poder en el ámbito
público y doméstico.
Masculinidad,
según el diccionario, es la cualidad de masculino, que incluye la virilidad y
el ser varonil, enérgico, fuerte y macho. Se observa que la masculinidad se
basa en valores físicos que posteriormente se transforman en valores morales.
Además, la masculinidad se ha sexualizado y es tratada como sinónimo de
virilidad (Barbosa, 1998). La sexualización de la palabra masculinidad y sus
representaciones simbólicas están asociadas al falo y a los comportamientos
resultantes del hecho de poseerlo y de dar pruebas de su funcionamiento
(Parker, 1991). Para muchos hombres, la masculinidad está relacionada con la
geometría del órgano sexual masculino. Este se usa como instrumento para medir
la virilidad y representa la masculinidad (Barbosa, 1998).
MASCULINIDAD
Por masculinidad se entiende una
serie de significados de orden social que son cambiantes y se van construyendo
de acuerdo a las necesidades y también por la interacción de "unos con
otros ".
Hay componentes biológicos que pueden influir de alguna manera, pero esto es en muy pocos de los casos en donde la testosterona se encuentra elevada y con ella se acentúan más los rasgos de agresividad.
También en lo referente a la virilidad está en constantes cambios de acuerdo al contexto histórico, cultural, social, económico. Y otros más.
No todas las masculinidades y virilidades son creadas iguales, hay diferencias de un individuo a otro aunque cumplan con muchas similitudes sociales. Por lo que frecuentemente escuchamos "Todos los hombres son iguales" o bien, "hombre tenía que ser".
Las características que comparten el concepto de virilidad son los siguientes:
Hay componentes biológicos que pueden influir de alguna manera, pero esto es en muy pocos de los casos en donde la testosterona se encuentra elevada y con ella se acentúan más los rasgos de agresividad.
También en lo referente a la virilidad está en constantes cambios de acuerdo al contexto histórico, cultural, social, económico. Y otros más.
No todas las masculinidades y virilidades son creadas iguales, hay diferencias de un individuo a otro aunque cumplan con muchas similitudes sociales. Por lo que frecuentemente escuchamos "Todos los hombres son iguales" o bien, "hombre tenía que ser".
Las características que comparten el concepto de virilidad son los siguientes:
-
Los varones masculinos tienen que ser lo suficientemente diferentes a
las mujeres.
-
Los hombres masculinos son exitosos, con poder social.
-
Los hombres masculinos deben ser calmados, confiables y tener todo bajo
control.
-
Los hombres masculinos deben ser agresivos, decisivos, temerarios.
Los hombres tratan de demostrar constantemente su
virilidad y masculinidad a través de actos que se alejen de lo femenino, dicha
demostración es constante durante todo el día y toda la vida. En ocasiones el
indicador más evidente de virilidad es la agresividad o la violencia,
ejerciendo ésta con quien esté enfrente para ser catalogado como viril, y con
esto ha hecho que se creen una serie de actitudes y de cercos delimitando lo
masculino como diferencia de lo femenino y no con atributos propios y valiosos.
El aprendizaje social y cultural del ser masculino tiene como punto importante el tener bajo control todas las emociones y sentimientos hacia sí mismo, los demás y las situaciones en general por lo que desarrollan un espacio emocional más limitado y menos flexible que las mujeres, y llegan a confundir sus emociones con las expectativas que su grupo social tiene para con ellos. Los afectos son creados socialmente, a diferencia de las emociones que son respuestas internas a los estímulos externos que nos provocan tanto personas como situaciones, y los varones, con frecuencia confunden sus afectos (expectativas sociales) con sus necesidades y sus emociones (internas) y por lo tanto lo expone a una vulnerabilidad porque desconoce que pasa consigo mismo y se guía por las expectativas sociales más que por su propio convencimiento.
El aprendizaje social y cultural del ser masculino tiene como punto importante el tener bajo control todas las emociones y sentimientos hacia sí mismo, los demás y las situaciones en general por lo que desarrollan un espacio emocional más limitado y menos flexible que las mujeres, y llegan a confundir sus emociones con las expectativas que su grupo social tiene para con ellos. Los afectos son creados socialmente, a diferencia de las emociones que son respuestas internas a los estímulos externos que nos provocan tanto personas como situaciones, y los varones, con frecuencia confunden sus afectos (expectativas sociales) con sus necesidades y sus emociones (internas) y por lo tanto lo expone a una vulnerabilidad porque desconoce que pasa consigo mismo y se guía por las expectativas sociales más que por su propio convencimiento.
COMENTARIOS
En el camino hacia
la igualdad, es fundamental terminar con la separación de los dos espacios en
masculinos y femeninos, y con los desequilibrios entre los géneros en la vida
diaria. Se debe aprender a vivir sobre una base de igualdad y ese aprendizaje
debe comenzar a partir del nacimiento. Se hace necesario un cuestionamiento
profundo que lleve a una transformación del espacio social, al mismo tiempo que
se discutan las condiciones que favorecerían una inserción más igualitaria del
hombre en el espacio privado. Para que estos cambios ocurran, los hombres
tienen que llegar a entender que las normas actuales que aparentemente les dan
las ventajas del poder, al mismo tiempo los hacen prisioneros de estereotipos
que los atan y ahogan en una camisa de fuerza artificialmente construida por la
cultura patriarcal.
Lo que hemos
discutido hasta aquí, no ha tenido la pretensión de decir la última palabra
sino de contribuir constructivamente en los esfuerzos para alcanzar una
sociedad en que el sexo biológico de la mitad de los seres humanos no sea más
un motivo de discriminación.
VIOLENCIA
DE GÉNERO
La violencia es
aquella conducta que se realiza de manera consciente y adrede para generar
algún tipo de daño a
la víctima. Con origen en el latín violentĭa,
la violencia puede buscar dañar física o emocionalmente.
Género,
por su parte, es un concepto con varios usos. En esta oportunidad nos interesa
destacar su significado como el grupo de seres que comparten ciertas
características.
La violencia de género, por lo
tanto, es la ejercida de un sexo hacia otro. La noción, por lo general, nombra
a la violencia contra la mujer (es decir, los
casos en los que la víctima pertenece al género femenino). En este sentido, también
se utilizan las nociones de violencia
doméstica, violencia de pareja y violencia machista.
En
concreto podemos establecer que existen tres tipos claramente diferenciados de
lo que es la violencia de género. Así, en primer lugar, se encuentra la llamada
violencia física que es aquella en la que la mujer es víctima de malos tratos
que dejan huellas en su aspecto. Este sería el caso de golpes, empujones,
patadas, mordiscos o todos aquellos que son causados por el agresor al hacer
uso de sus manos o de objetos como pueden ser armas blancas.
En
segundo lugar, está la conocida como violencia de género psicológica. Esta es
la que tiene lugar cuando el hombre ataca a la mujer mediante insultos,
humillaciones, desprecios o amenazas. De esta manera, la víctima es fruto de
una manipulación que se traduce en que ella se sienta despreciada, indefensa e
incluso culpable de las reacciones de su pareja.
En
este sentido, hay que exponer que dentro de este tipo de violencia no física
podemos encontrar a su vez dos clases claramente diferenciadas. Así, está la
económica que es aquella que se caracteriza porque el hombre intenta que la
fémina no tenga acceso al trabajo o al dinero familiar para que así dependa de
él. Y luego está la social que es la que utiliza el agresor para que su víctima
se aísle de su entorno y no tenga contactos con nadie que pueda abrirle los
ojos y ver la situación en la que se encuentra.
En
tercer lugar, además de la violencia de género física y psicológica, está la
sexual. En este caso, el hombre utiliza la coacción o a la amenaza para
establecer relaciones sexuales no deseadas por la mujer.
Cabe
destacar que, en muchas ocasiones, los casos de violencia
familiar no suelen ser denunciados ya que la víctima puede
estar atemorizada por convivir con alguien violento o incluso puede sentir
vergüenza por la situación.
La
violencia de género, de todas formas, incluiría en su sentido más amplio al
maltrato físico y emocional que una mujer puede desplegar contra un hombre.
La idea, en cambio, no contemplaría los comportamientos violentos entre
personas del mismo sexo.
Como
la violencia contra la mujer es un problema histórico y cultural, ciertas
legislaciones contemplan una discriminación
positiva respecto a este género, ya que se la protege sobre el
hombre. Hay casos donde, incluso, la violencia que ejerce una mujer sobre un
hombre no es delito.
En 1999, la Asamblea General de las ONU declaró
al 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de
la Violencia contra la Mujer. La fecha recuerda el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas
dominicanas.
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