martes, 17 de febrero de 2015

SEXO, GÉNERO PODER, VIOLENCIA DE GÉNERO Y MASCULINIDADES


Sexo, género y masculinidad son conceptos que frecuentemente se consideran sinónimos. La masculinidad de un nuevo ser puede comenzar a construirse antes del embarazo y continúa después del nacimiento. Relaciones de género son los patrones de comportamiento en que el poder y la desigualdad favorecen al hombre y postergan a la mujer. La diferencia de poder entre género se observa, por ejemplo, en el deterioro de la salud física y mental de la mujer que resulta del trauma de la violencia doméstica. El precio de la masculinidad se refiere a la «necesidad» de someterse a situaciones violentas que puede resultar en muertes prematuras. Para llegar a la igualdad entre los géneros es necesario terminar con la separación entre los espacios masculinos y femeninos. Hace falta una mayor participación de la mujer en el espacio social y en una inserción más igualitaria del hombre en el espacio privado.

MASCULINO; FEMENINO; RELACIONES INTERPERSONALES; IDENTIDAD SEXUAL; CALIDAD DE VIDA.

La palabra masculinidad sugiere la idea de hombre y el título de este trabajo podría sugerir que vamos a referirnos solamente a los hombres, haciendo una apología de ellos o al contrario, que el objetivo es desprestigiarlos. Sin embargo, el título no excluye la feminidad, inseparable y complementaria de la masculinidad. Ni todos los hombres tienen las mismas actitudes y comportamientos definidos como masculinos, ni todas las mujeres carecen de este tipo de rasgos. Como veremos más adelante, la masculinidad parece tener una serie de ventajas, por las cuales los hombres aceptarían de buen grado cumplir los roles masculinos y las mujeres desearían adoptar por lo menos algunas de las características atribuidas a ellos.
Sin embargo, como la masculinidad, de la misma forma que la feminidad, son construcciones sociales, la adhesión de hombres y mujeres a una o a la otra dependerá de la educación que reciban en la infancia y de las influencias a que sean sometidos a lo largo de su vida. Pero nada impide que los hombres adopten algunas conductas consideradas femeninas y las mujeres conductas masculinas. Cuando esto ocurra tendrán que enfrentar conflictos de distinta gravedad, en la medida en que la sociedad en que viven acepte o rechace estos desafíos a la norma.
La aceptación o rechazo de la masculinidad, como norma que prevalece en una sociedad, tiene un impacto importante en la calidad de vida de los hombres y de las mujeres. Esto explica la necesidad de analizar cómo ella se construye y qué importancia tiene para la vida en sociedad, por ejemplo. Desde esta perspectiva, comenzamos abordando la construcción de la masculinidad, las relaciones de género y el precio de la masculinidad. Estos aspectos fueron enfocados desde una perspectiva holística, que incluyó presentar al varón como una construcción genérica, inserto en una sociedad y en constante interrelación con otras personas.
El último tema presentado es llamado “Camino hacia la democracia de las relaciones de género”. Consideramos que este es el punto crucial del trabajo, porque no solo lleva implícito propuestas de cambio que nos conduzcan a un relacionamiento menos desigual y con más equidad de oportunidades y de responsabilidades sino que también implica una re definición de los roles que el hombre y la mujer han desempeñado durante demasiado tiempo.
Finalmente, se hace necesario recordar lo que dice Mansfield (1998): que la cualidad llamada “masculinidad” puede ser elevada a la posición de virtud, en la medida que la hombría se humanice y permita en ella la participación de las mujeres. Actualmente, los varones enfrentan el dilema de cómo ser “hombres” y al mismo tiempo ser justos con las mujeres. El dilema de las mujeres es cómo hacer las cosas que los varones hacen y reafirmarse como mujeres.



SEXO, GÉNERO Y MASCULINIDAD

Se hace necesario definir sexo y género porque frecuentemente estos conceptos son considerados sinónimos. Sin embargo, se trata de categorías diferentes porque las características anatómicas determinan el sexo al cual pertenece el individuo, mientras que género es una construcción social que define lo que significa ser de un sexo o del otro en la sociedad (Careaga, 1996).
El diccionario define “sexo” como la conformación particular que distingue el macho de la hembra, en los animales y en los vegetales, atribuyéndoles un papel determinado en la procreación y otorgándoles ciertas características distintivas. El sexo es definido por las características biológicas de hombres y mujeres, tanto aquellas específicas de la anatomía y funcionamiento del aparato reproductivo femenino y masculino, como los caracteres sexuales secundarios determinados por la acción hormonal específica de cada sexo. Las personas nacen con un sexo biológico y este acaba determinando la forma como serán tratadas socialmente por los padres, la familia y por la comunidad a la que pertenecen, para llegar a ser hombres y mujeres con atributos aceptados socialmente. Este proceso varía de una sociedad a otra y también de acuerdo con el tiempo histórico en que estas personas están insertas.
Si por un lado, la biología determina las características funcionales de la reproducción de un macho y de una hembra, por otro, el ambiente y el contexto social determinan las expresiones de los comportamientos asociados a lo que se acostumbra llamar de masculinidad y de feminidad (Careaga, 1996).

Género puede ser definido como una categoría dinámica, construida socialmente, que tiene como base las diferencias sexuales biológicas. A partir de estas diferencias se determinan los papeles sociales de hombres y mujeres. El género es construido en un cuerpo que tiene un sexo definido y al que se le atribuyen características psicológicas, sociales y económicas, lo que resulta en acciones y comportamientos específicos, que casi siempre se traducen en relaciones de poder unilaterales: dominación masculina vs. Sumisión femenina (Figueroa & Liendro, 1995; Scott, 1996; Szasz, 1999).
Si reconocemos que las características de género de hombres y mujeres son una construcción social y no diferencias “naturales” legitimadas por la biología, podemos entender que género es una categoría dinámica que puede ser modificada. Esta noción de género permite colocar en jaque el discurso que afirma que las mujeres nacen con cualidades “femeninas” que determinan que tengan que desempeñar tareas domésticas y cuidar de los hijos, y que los hombres nacen con cualidades “masculinas” que presuponen habilidades para ejercer el poder en el ámbito público y doméstico.
Masculinidad, según el diccionario, es la cualidad de masculino, que incluye la virilidad y el ser varonil, enérgico, fuerte y macho. Se observa que la masculinidad se basa en valores físicos que posteriormente se transforman en valores morales. Además, la masculinidad se ha sexualizado y es tratada como sinónimo de virilidad (Barbosa, 1998). La sexualización de la palabra masculinidad y sus representaciones simbólicas están asociadas al falo y a los comportamientos resultantes del hecho de poseerlo y de dar pruebas de su funcionamiento (Parker, 1991). Para muchos hombres, la masculinidad está relacionada con la geometría del órgano sexual masculino. Este se usa como instrumento para medir la virilidad y representa la masculinidad (Barbosa, 1998).



MASCULINIDAD

Por masculinidad se entiende una serie de significados de orden social que son cambiantes y se van construyendo de acuerdo a las necesidades y también por la interacción de "unos con otros ". 

Hay componentes biológicos que pueden influir de alguna manera, pero esto es en muy pocos de los casos en donde la testosterona se encuentra elevada y con ella se acentúan más los rasgos de agresividad. 
También en lo referente a la virilidad está en constantes cambios de acuerdo al contexto histórico, cultural, social, económico. Y otros más. 

No todas las masculinidades y virilidades son creadas iguales, hay diferencias de un individuo a otro aunque cumplan con muchas similitudes sociales. Por lo que frecuentemente escuchamos "Todos los hombres son iguales" o bien, "hombre tenía que ser". 

Las características que comparten el concepto de virilidad son los siguientes: 

-          Los varones masculinos tienen que ser lo suficientemente diferentes a las mujeres. 
-          Los hombres masculinos son exitosos, con poder social. 
-          Los hombres masculinos deben ser calmados, confiables y tener todo bajo control. 
-          Los hombres masculinos deben ser agresivos, decisivos, temerarios.

Los hombres tratan de demostrar constantemente su virilidad y masculinidad a través de actos que se alejen de lo femenino, dicha demostración es constante durante todo el día y toda la vida. En ocasiones el indicador más evidente de virilidad es la agresividad o la violencia, ejerciendo ésta con quien esté enfrente para ser catalogado como viril, y con esto ha hecho que se creen una serie de actitudes y de cercos delimitando lo masculino como diferencia de lo femenino y no con atributos propios y valiosos. 

El aprendizaje social y cultural del ser masculino tiene como punto importante el tener bajo control todas las emociones y sentimientos hacia sí mismo, los demás y las situaciones en general por lo que desarrollan un espacio emocional más limitado y menos flexible que las mujeres, y llegan a confundir sus emociones con las expectativas que su grupo social tiene para con ellos. Los afectos son creados socialmente, a diferencia de las emociones que son respuestas internas a los estímulos externos que nos provocan tanto personas como situaciones, y los varones, con frecuencia confunden sus afectos (expectativas sociales) con sus necesidades y sus emociones (internas) y por lo tanto lo expone a una vulnerabilidad porque desconoce que pasa consigo mismo y se guía por las expectativas sociales más que por su propio convencimiento. 



COMENTARIOS

En el camino hacia la igualdad, es fundamental terminar con la separación de los dos espacios en masculinos y femeninos, y con los desequilibrios entre los géneros en la vida diaria. Se debe aprender a vivir sobre una base de igualdad y ese aprendizaje debe comenzar a partir del nacimiento. Se hace necesario un cuestionamiento profundo que lleve a una transformación del espacio social, al mismo tiempo que se discutan las condiciones que favorecerían una inserción más igualitaria del hombre en el espacio privado. Para que estos cambios ocurran, los hombres tienen que llegar a entender que las normas actuales que aparentemente les dan las ventajas del poder, al mismo tiempo los hacen prisioneros de estereotipos que los atan y ahogan en una camisa de fuerza artificialmente construida por la cultura patriarcal.
Lo que hemos discutido hasta aquí, no ha tenido la pretensión de decir la última palabra sino de contribuir constructivamente en los esfuerzos para alcanzar una sociedad en que el sexo biológico de la mitad de los seres humanos no sea más un motivo de discriminación.


VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia es aquella conducta que se realiza de manera consciente y adrede para generar algún tipo de daño a la víctima. Con origen en el latín violentĭa, la violencia puede buscar dañar física o emocionalmente.

Género, por su parte, es un concepto con varios usos. En esta oportunidad nos interesa destacar su significado como el grupo de seres que comparten ciertas características.
La violencia de género, por lo tanto, es la ejercida de un sexo hacia otro. La noción, por lo general, nombra a la violencia contra la mujer (es decir, los casos en los que la víctima pertenece al género femenino). En este sentido, también se utilizan las nociones de violencia domésticaviolencia de pareja y violencia machista.

En concreto podemos establecer que existen tres tipos claramente diferenciados de lo que es la violencia de género. Así, en primer lugar, se encuentra la llamada violencia física que es aquella en la que la mujer es víctima de malos tratos que dejan huellas en su aspecto. Este sería el caso de golpes, empujones, patadas, mordiscos o todos aquellos que son causados por el agresor al hacer uso de sus manos o de objetos como pueden ser armas blancas.

En segundo lugar, está la conocida como violencia de género psicológica. Esta es la que tiene lugar cuando el hombre ataca a la mujer mediante insultos, humillaciones, desprecios o amenazas. De esta manera, la víctima es fruto de una manipulación que se traduce en que ella se sienta despreciada, indefensa e incluso culpable de las reacciones de su pareja.
En este sentido, hay que exponer que dentro de este tipo de violencia no física podemos encontrar a su vez dos clases claramente diferenciadas. Así, está la económica que es aquella que se caracteriza porque el hombre intenta que la fémina no tenga acceso al trabajo o al dinero familiar para que así dependa de él. Y luego está la social que es la que utiliza el agresor para que su víctima se aísle de su entorno y no tenga contactos con nadie que pueda abrirle los ojos y ver la situación en la que se encuentra.

En tercer lugar, además de la violencia de género física y psicológica, está la sexual. En este caso, el hombre utiliza la coacción o a la amenaza para establecer relaciones sexuales no deseadas por la mujer.

Cabe destacar que, en muchas ocasiones, los casos de violencia familiar no suelen ser denunciados ya que la víctima puede estar atemorizada por convivir con alguien violento o incluso puede sentir vergüenza por la situación.

La violencia de género, de todas formas, incluiría en su sentido más amplio al maltrato físico y emocional que una mujer puede desplegar contra un hombre. La idea, en cambio, no contemplaría los comportamientos violentos entre personas del mismo sexo.

Como la violencia contra la mujer es un problema histórico y cultural, ciertas legislaciones contemplan una discriminación positiva respecto a este género, ya que se la protege sobre el hombre. Hay casos donde, incluso, la violencia que ejerce una mujer sobre un hombre no es delito.
En 1999, la Asamblea General de las ONU declaró al 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha recuerda el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas.








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